El Equipo de Atención Educativa Hospitalaria y Domiciliaria de la Región de Murcia-España (dependiente de la Consejería de Educación y Universidades) convocó la undécima edición del Certamen Internacional de Relatos “En mi verso soy libre”, dirigido a potenciar en los niños, niñas y adolescentes en situación de enfermedad los poderes maravillosos de la lectura y la escritura, así como a estimular sus capacidades creativas y literarias.
En dicho certamen, algunos alumnos del aula hospitalaria han sido galardonados con importantes premios.
Os mostramos el relato ganador de la categoría E, titulado "Salmorejoman", ¡Esperamos que os guste!
En un día muy soleado se
encontraron dos jóvenes. Uno de ellos se llamaba Alex y la otra persona se
llamaba Max. Estos dos tenían mucho calor. Había un puesto de helados. Max se
levantó y le preguntó a su amigo:
−¿Te apetece que vaya a por un helado?
Alex le contestó:
−Claro, mira a ver si hay una copa de
chocolate.
Max se fue al puesto y le preguntó al
señor de los helados:
−¿Tiene una copa de chocolate?
El heladero le dijo que sí, le dio el
helado y preguntó:
−Y dime joven, ¿cuál quieres tú?
Max le dijo que quería uno de fresa. El
heladero le dio ambos helados y les sonrió mientras decía con una voz profunda:
−Esto será lo último que probaréis,
jajajaja.
Con un poco de miedo, Max cogió los
helados y regresó con su amigo. Ambos tomaron sus helados pero algo raro
pasaba. La boca se les secaba y tenían más calor. La persona del puesto se empezó
a reír y dijo:
−Habéis caído en mi trampa, jajajaja. Mis
helados producen malestar general, jajajaja.
De pronto una silueta se vio a los lejos
y decía con eco: “Salmorejitoooooo…”
Y apareció una persona que tenía una “S”
dibujada en su camiseta. Era alto, tenía una voz algo grave. Esa persona se
llamaba Salmorejoman, el defensor del salmorejo.
Salmorejoman fue corriendo al puesto de
helados donde se hallaba el vendedor de helados y le dijo:
−Don Corneto, estás acabado. Se acabaron
tus fechorías.
Salmorejomán saco de su cinturón un tubo
de goma de donde salía salmorejo. Ese tubo era una manguera de color rojo. Salmorejoman
venció a Don Corneto. Después de vencerle le dio a ambos niños un cuenco de
salmorejo y les dijo:
−Tomad niños, rico salmorejo. Es muy
sano y fresquito, mejor que el helado.
Los niños cogieron su cuenco de
salmorejo y se lo bebieron. Max y Alex dijeron muy contentos:
−Gracias Salmorejoman. Gracias por
ayudarnos.
Salmorejoman sacó de su bolsillo una
lata que al abrirla salía un humo de color naranja como el color del salmorejo.
Se esfumó. Los niños estaban agradecidos con él por su ayuda. Cuando ambos se
levantaron para irse vieron una tarjeta que ponía “Hola chicos, os invito a ir
a mi guarida, está en Alerde”. Ambos
decidieron ir a Alerde. Tras ir a ese lugar vieron a Salmorejoman. Salmorejoman
les vio y les dijo:
−Hola chicos, gracias por venir, os voy
a enseñar mi guarida ya que ambos sois los elegidos para una misión secreta.
Max le preguntó:
−¿Qué misión secreta tenemos que hacer?
Salmorejoman respondió:
−La misión secreta es que tenemos que ir
a la guarida del enemigo y derrotarle ya que quiere eliminar todo el salmorejo
del mundo
Alex le pregunto a Salmorejoman:
−¿Cómo se llama el enemigo?
Salmorejoman contestó:
−Don corneto, el de los helados. Vamos, no
tenemos mucho tiempo, poneos los trajes.
Alex le contestó:
−¿Qué trajes tenemos que ponernos?
Salmorejoman le contestó:
−Esos trajes de ahí.
Ambos niños se fueron corriendo a
ponérselos. Al ponérselos obtuvieron poderes mágicos. Alex era Gazpachoman y
Max era Tomateman. Después de ponerse los trajes, Salmorejoman les acompañó a
una sala donde había una tele enorme. En esa tele mostraba un mapa del lugar
donde estaría Don Corneto. Los tres se fueron a ese lugar. En ese lugar vieron
a Don Corneto poniendo coordenadas en una máquina que él mismo había creado. La
misión era fácil, solo tenían que romper esa máquina y capturar a Don Corneto. Alex
era algo impulsivo y quería hacerlo rápido, y sin querer corrió hacia Don
Corneto, pero éste se dio cuenta y le puso esposas usándolo como rehén. Don
Corneto les dijo a Salmorejoman y su compañero:
−Salid de una vez, tengo a vuestro amigo,
jajajaja. Si no salís, él morirá. Ambos salieron, pero Salmorejoman saco un
spray donde tenía salmorejo. Le roció en la cara a Don Corneto y Alex escapó.
Los ojos de Don Corneto le picaban ya
que le había entrado salmorejo. Don Corneto no veía bien y cuando se iba a caer,
Salmorejoman y Gazpachoman apresaron a Don Corneto y Tomateman rompió la máquina.
De la máquina salía muchísimo humo y fuego. Todos huyeron. Tras abandonar el
edificio, éste explotó y Don Corneto le dijo a Salmorejoman:
−¿Por qué me has salvado la vida? Somos
enemigos y no amigos.
Salmorejoman se rió y le contestó:
−Vas a ir a la cárcel.
Don Corneto lloraba suplicando piedad pero
fue inútil ya que Salmorejoman lo llevo
a la cárcel. Tras llevárselo les dijo a ambos niños:
−Gracias por vuestra ayuda. Nos veremos.
Cuidaos mucho y que viva el salmorejo y el gazpacho. Pon un Salmorejo en tu
vida. Adiós.
Salmorejoman se fue. Entonces Max
escucho una voz que le decía:
−Vamos, a levantarse.
Tras decir esto se despertó y se dio
cuenta de que era un sueño y de que se había puesto a dormir ya que tenía un
empacho de salmorejo de campeonato.
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